Soy Padre

Este Post lleva casi dos años siendo escrito ...

Esperábamos una niña, si una niña, junto con Claudia. En un comienzo, no estuvo nada exento de dificultades, mas emocionales y familiares (enfrentarse a padres mayores bastante tradicionales puede ser complejo), que cualquier otra cosa. Pero tomamos la determinación de vivir juntos y enfrentar el desafío de la paternidad lo mas juntos posible, juntos como nos gustaba estar.

Pero la vida siempre en su afán de recordarnos que no existe la perfección en los caminos que uno elije, mando a la Claudia a una urgencia con un cuadro complicado, muchos diagnósticos, fuimos por un control de rutina y terminamos comprando exámenes, si comprando por que no los tienen en todos lados las cosas que necesitan para una embarazada. Rotura de membranas nos decían, la claudia sin un plan de salud para enfrentar este tipo de cosas, terminamos en una clínica durante algunos días, siguiendo todos los cuidados posibles para mantener a nuestra cachorra en las mejores condiciones. Por razones obvias no podíamos seguir en una clínica, pidiendo un traslado a un hospital, que luego de muchas gestiones se dio, fue la primera vez que la angustia era la sensación predominante. Un viaje en ambulancia a un hospital, si weon un hospital, donde quedo internada sin la posibilidad de estar junto a ella, la noche mas larga y terrible que creo que ella había vivido hasta ese momento.

Hay que mencionar, que esto empezó el día que nos cambiábamos a vivir juntos, si, justo el día del cambio. Cambio que se logro gracias a la compañía de los amigos que están dispuestos siempre a estar en las etapas difíciles.

Luego de una noche en el hospital y un par de exámenes la Claudia la dieron de alta y tenia que ir a buscarla, para finalmente poder llevarla a nuestra casa. Llegar a este hospital, primero encontrarse con una infraestructura gigante y en malas condiciones (malas condiciones, es un termino que queda corto), luego de recorrer pasillos lúgubres, sin ventilación, sin ninguna señalización y poca informacion entregada con la "amabilidad" característica de las personas que trabajan en estos lugares, di con el lugar donde estaba la claudia, no recuerdo si eran 8 o 10 camas que habían en una habitación, por un lado una mina con contracciones en trabajo de parto sufriendo, por otro lado otra con monitoreo constante de su vientre ... sabanas no blancas, pisos no limpios y mucha gente que en vez de prestar atención a los pacientes, se quedan en pasillos discutiendo cosas que no tienen nada que ver con su que hacer profesional. Y ahí estaba ella, con la cachorra, con su cara de compungida, sin haber dormido ni una hora, por la cantidad de llantos gritos y mujeres en trabajo de parto que hay en ese lugar ... lo que mas recuerdo era el desayuno, que estaba sobre una mesa de esas de hospital, que le faltan trozos a la madera y que los años de servicio ya sobrepasaron los indicados en cualquier parte. Un pan, que de fresco solo tenia una brisa que entraba por una ventana abierta, una tazón de leche que le digo leche por que la vi blanca no más.
Me lleve a mi flaca y a la cachorra de ese lugar, con el pecho hinchado por estar rescatando a mis princesas de el castillo de la macabra salud publica. Para finalmente estar en nuestra casa, nuestra casa ... que momento más fabuloso.

Tener una mujer en casa con reposo absoluto, no fue fácil del todo, el aburrimiento era claramente un fuerte desafió a superar, mas con ella con todas las ganas de una madre que quiere preparar todo para que su hija que va a llegar. Debo reconocer que sin la ayuda de mi suegra esos meses habrían sido de locos. Meses que se pasaron entre conversaciones de que nombre debía tener la cachorra, de que color de que cosa comprar, de que no comprar y ver como en el entorno familiar y de amistades, la felicidad aumentaba, las expectativas sumaban y sumaban. Lo grato de volver a casa y ver a claudia y a la Sivurni (apodo que le dimos a la cachorra), y a veces también enojarnos por algún tema en particular, enojo que duraba 30 minutos y volvíamos a la dinámica de ser Padres. Puedo asegurar que no había sido tan feliz en mi vida adulta como lo fui ese tiempo empollando a la cachorra.

Pero otra vez, si otra vez, la vida nos despertó un sábado por la mañana en abril, veíamos un trailer de un documental que se llama "El mar mi alma", cuando la claudia me dice las palabras mas tenebrosas que he escuchado jamas "No siento a la cachorra ... ". Partir raudos a la clínica otra vez que queda a menos de dos calles de nuestro hogar, para que me arrebataran a la flaca y la metieran en una sala, para que luego de unos minutos me hicieran entrar a la misma sala, al momento de ver el rostro destruido de la claudia supe que la cachorra no estaba mas con nosotros, 37 semanas ya habíamos llegado a la 37 de 40, cuando en un momento nos dijeron que quizás no llegaría a las 24 o 28 la primera vez que estuvo internada.

La vida de la cachorra se había apagado, Rebeca Esperanza no estaría entre nosotros más ... las ilusiones se rompieron, los planes reventaron y no había consuelo posible. Las horas siguientes, no se con que adjetivo resumirlas ... inducción del parto, horas de trabajo de parto ... dolores de parto ... para que? ... para recibir el cadáver de tu hija, ese momento que siempre viste y siempre te contaron que seria mágico, en ese instante no lo era, un pabellón completamente en silencio, donde solo recorrías las miradas de todos en busca de algo, un consuelo, una respuesta ... no, no había nada.

No, nada había en ese instante, la muerte se llevo a la cachorra y también mucho de nosotros dos, la claudia enojada con Dios, yo simplemente me confirmaba que no existe ... Todo era bueno y esperanzador con la existencia de la cachorra, pero eso se fue a la mierda con su partida, la sombra y la pena entro en la casa para quedarse ... cambiamos, si ambos cambiamos en ese puto instante.

Hoy cada vez que voy al cementerio donde esta la Sivurni, hago el esfuerzo de quitar las penas de enfrente por las cuales pasamos y recordarme que soy padre, soy padre de una hermosa niña, que con su poco tiempo entre nosotros nos hizo los weones mas felices del mundo por una fracción en nuestras vidas.












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